Pido perdón porque he querido de verdad, más allá del dinero, el sexo en bruto o el capricho pasajero. He querido a pesar de haber sido torturado por la persona querida. Incluso ahora sigo igual. La tengo más cerca de lo que usted ahora podría imaginarse, porque en la mente ya le he hecho un lugar eterno, donde siempre pueda ser reina cuando no la tenga delante.
Pido perdón por haber sido más romántico de lo que está bien visto, por no haberme subido al tren de los autoservicios amorosos cuando pasó ante mí, por haber pretendido enamorarme antes de tirarme al sujeto, consiguiendo al final enamorarme sin haber desnudado a la persona.
Pido perdón por haber pensado que las reglas del amor eran complejas, por idear estratagemas para buscar ventaja y así enamorar, aún sabiendo que mis estratagemas fallan siempre, por no haber tenido el valor de seguir adelante cuando debí hacerlo, por negarme a huir sin mirar atrás cuando lo sentía todo perdido, por no poder eliminar mi historial como los navegadores de Internet.
Pido perdón por haber querido brillar de un modo distinto, ensalzando las anomalías donde otros ensalzan los rebaños y lo clónico, por haber querido siempre sentirme fuerte, aún cuando no podía tener más miedo.
Pido perdón por haber temido sentirme vulnerable ante otras personas, por no haber buscado de forma activa una cercanía que en el fondo aterra, por lo fácil que resulta entonces sufrir.
Pido perdón por insistir en razonar mis puntos de vista, y no rendirme con facilidad, por no ver nada malo en discutir con argumentos, incluso aunque siempre intentara tener razón.
Pido perdón por pretender hacer como los actores de teatro: amar y escuchar siempre a tus compañeros de escena; en vez de seguir los dogmas y enfrentarme a todo lo que sea diferente, por haber tolerado defectos en otros, que jamás me perdonaron.
Pido perdón por haber vivido más o menos como he querido, en vez de como se me ha dicho que viviera.
Pido perdón por no haberme callado esas cosas que uno debe callarse, por enarbolar sonrisas para protegerse de la tormenta en vez de abrazarla con mi peor cara.
Pido perdón por recordar tantas veces, a través de la música, de imágenes, de lo que sea; en vez de callar mi memoria y seguir igual, por dejar vagar mi mente cada mañana.
Pido perdón por dejar envainada mi espada, por perdonar a gente que no esperaba clemencia, por creer en la concesión de oportunidades que nadie me ha dado.
Pido perdón por pensar preguntas y respuestas a cosas de la realidad, por alimentar mi imaginación, por pensar que no todo tiene que ser como está aquí y ahora.
Pido perdón por haber difundido ideas, por haber criticado, por no callar la boca.
Pido perdón por todos esos momentos que debería haber estado en alguna parte y no he estado.
¿Cuál es mi penitencia, Padre?
Pido perdón por haber difundido ideas, por haber criticado, por no callar la boca.
Pido perdón por todos esos momentos que debería haber estado en alguna parte y no he estado.
¿Cuál es mi penitencia, Padre?
Me encanta esta entrada.
ResponderEliminarEn muchos aspectos, me siento identificado con lo que dices.
Supongo que la penitencia son los mismos quebraderos de cabeza que sufren todos aquellos que piensan las cosas y quieren a las personas un poco más de la cuenta xD
Enhorabuena :)
Gracias, y la verdad, ni me había planteado la penitencia xD
ResponderEliminarPero creo que, o has acertado de plano, o te has quedado cerca.
Por lo menos, siempre he tenido la impresión de que lo que duele de verdad es pensar sobre ello xD
Gracias y me alegra que te guste ;)