Un día dijo en la agencia de empleo que quería protagonizar una comedia romántica, de esas ligeras e inofensivas que llenan de lagrimones ñoños los párpados y mejillas de criaturas extrasensibles y emoción fácil. Entonces le respondieron:
"Su currículum está en regla, y la actuación que envió adjunta nos gustó. Sólo tenemos un problema... nos resultaría más fácil hacer que la chica besara a Moquete que a usted".
Lo cual lo hizo pensar en la vida, en su aspecto, en sus opciones. ¿Por qué no una máscara? El Amante Enmascarado, eso cautivaría. Pero el único modo de que funcionara es que nunca se viera su cara, y secubriera el cuerpo con una capa ancha, y él no se perdonarí nunca dejar atrás su malogrado aspecto, lo que fue, es y será, ni siquiera en pos de extravagantes sueños. Debían verlo, de cuerpo entero.
Tan obsesionado estaba con realizar aquel acto, que tantos considerarían banal, tanto empeño puso, que tras haber barajado miles de opciones, se decidió por la que quizás fue la más extravagante. Unas semanas después, en algún cine de bajo costo, estrenaron la obra del excéntrico actor. "La Dama y el Necrófago", apenas duró unos días, lo bastante para que se hiciera a la idea de que aquello no funcionará como las grandes obras del género. No conmoverá, por bien hecho que esté. O mejor dicho, no conmovería a nadie que no estuviese absurdamente malformado, y mirase la historia de uno de sus sueños cumplidos, viéndose trastabillar en pos de algo que todavía no sabe si llegará a encontrar fuera de una proyección con fecha corta de caducidad en una sala oscura en mal estado de conservación.
¿Crímenes? ¿Por qué crímenes?
¿No habéis reparado en lo poco que se espera que hagamos en el mundo actual? Es como si la gente aspirara a decírtelo todo en todas las situaciones, qué debes hacer, qué debes sentir, qué debes pensar... en definitiva, a destruir tus propias decisiones, emociones y pensamientos. Cualquier acto de protección de éstos, por inofensiva que sea, parece un crimen imperdonable, y así es como yo, tú, y otros seres curiosos y despiertos, nos volvemos delincuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario