¿Crímenes? ¿Por qué crímenes?

¿No habéis reparado en lo poco que se espera que hagamos en el mundo actual? Es como si la gente aspirara a decírtelo todo en todas las situaciones, qué debes hacer, qué debes sentir, qué debes pensar... en definitiva, a destruir tus propias decisiones, emociones y pensamientos. Cualquier acto de protección de éstos, por inofensiva que sea, parece un crimen imperdonable, y así es como yo, tú, y otros seres curiosos y despiertos, nos volvemos delincuentes.

domingo, 6 de julio de 2014

Cómo identificar a alguien por su carrera de Historia

Esta corta guía os servirá para identificar el ideario de muchos estudiantes de letras a raíz de la carrera de Historia que han elegido. Al llevar dos años, no está completa, pero en todo caso sí tengo motivos para pensar que es exacta:

Historia: A nivel general, se dividen en cuatro subgrupos de personas.

-Aficionados a la Historia de verdad: Con frecuencia será una persona mayor, que ya tuviera una carrera pero se haya enganchado a Historia aprovechando un hueco libre.
-Gente rechazada de otras carreras y se dirigió a Historia pensando que le irá mejor.
-Gente que quería dedicarse a una carrera de letras con cierta fama pero era demasiado de izquierdas como para elegir Derecho.
-Radicales de un signo u otro que van para tener una base desde la que meter bulla en sus futuros libros/artículos/escritos/inserte aquí lo que quiera.

Una vez aquí, podemos dividir esta gente según la especialidad:

-Prehistoria: Vino por vocación, o lo que es lo mismo, se enamoró de Indiana Jones cuando era pequeño y decidió que de mayor sería él. Luego, tras el traumático descubrimiento de lo que realmente significa ser arqueólogo (todo prehistoriador es arqueólogo), los que hayan permanecido serán prehistoriadores claramente devotos, que tendrán que soportar el complejo de superioridad de las otras carreras históricas, que los ven como tíos en hoyos cavando todo el día, mientras piensan en lo ridículo que es que unos tíos sin fuentes escritas se llamen historiadores.

-Antigua de Egipto/Próximo Oriente: Perfecto candidato para emigrar a Inglaterra o Alemania, según lo que haya escogido. Es uno de los más comunes, de hecho, si no encuentras ninguno en una clase, igual es que te has equivocado de planeta.

-Antigua de Grecia y Roma: Probablemente aún más común que el anterior, y de tendencias más conservadoras, aunque es un tema lo bastante lejano como para que puedas ver de todo sin que se enzarcen en una lucha al estilo hoplita. Si es yanqui, seguramente querrá prevenir la caída de su propio imperio, pensando que Roma le puede dar pistas (como si fuera algo difícil de intuir).

-Medieval: Feudo conservador, entrar con cuidado, algunos de estos especímenes todavía creen que la Virgen María lanzó piedras de catapulta contra los musulmanes en Covadonga.

-Moderna: Algo así como el patito feo, demasiado reciente para atraer a los de Antigua, demasiado antiguo para motivar a los de Contemporánea, a estas alturas ya empezarán a matarse entre ellos por temas ideológicos, esencialmente religiosos o nacionales.

-Contemporánea: Bienvenido a la jungla. Probablemente la más popular de todas, tendrás que elegir tu banda para tener un hueco, y desde entonces serás enemigo de las otras bandas, por lo menos la mayor parte del tiempo. Cualquier cosa mencionada fuera (y a veces dentro) de la banda puede ser empleada para liarse a leches con el prójimo.

-América: Seguramente sea sudamericano.

-Oriente/África: WTF?

Historia del Arte: Historia + Historia del Arte = relación de amor-odio. No se toman en serio y casi ni se respetan en lo básico, pero mejor ellos que cualquier otro.

Historia del Derecho: Es el estudiante de Derecho (y de derechas) de toda la vida, sólo que tuneándose la carrera.

Historia de la Economía: Es el típico economista que vive en otra galaxia (como el 90% de los economistas hacen) pero le daba vergüenza admitirlo.

Y estos son los fundamentales que he podido detectar hasta la fecha. Feliz temporada de vacaciones, y que esto os sirva para orientaros la próxima vez que os encontréis a alguien que os diga que cursa Historia.


martes, 1 de julio de 2014

Sir Rudrick Jenkin está muerto.

Sir Rudrick Jenkin avanzó con decisión hacia el único espejo que quedaba en su casa. Con un guante de terciopelo rojo limpió el polvo que había dejado acumularse en su superficie. Entonces hizo lo que no había hecho desde hacía meses, antes incluso de que todo aquello hubiera pasado: mirarse en el espejo. Fue una mirada fría, que se negaba a dejar pasar emociones y pensamientos, a pesar de que por dentro se estaba exigiendo a gritos apartar la mirada, romper el espejo, desgarrarse la cara e increparse hasta perder la poca voz que le quedaba, todo al mismo tiempo. Finalmente, humedeció sus labios, y con mucho esfuerzo articuló:

-Estoy muerto.

En el fondo, llevaba todo este tiempo sabiéndolo. Se había obligado a sí mismo a imaginar que todo aquello fue un fatal sueño, su salida de la cripta, la incapacidad de andar con el garbo gallardo del que tanto se había enorgullecido durante las reuniones de sociedad, la soledad de su casa, el ver por doquier a otros asquerosos seres como el que veía en el horrible cristal, deambulando en busca de alguien... la soledad de su casa, y aquel lamentable incidente con aquella mujer errabunda que casi le costó la cabeza...

-Sí, Sir Rudrick -tras una apusa retomó el aliento y siguió- Jenkin. Estás muerto.

Nunca pensó que se vería rebajado a este estado. Quizá de haberlo sabido se habría ordenado quemar, en vez de querer conservar un aspecto (y en última instancia un esqueleto) impecable en estilo, testimonio de lo igualmente impecable que se había considerado toda su vida. Ahora era un pedazo de carne deforme en regresión cuya más clara compañía eran otros pedazos de carne en regresión incapaces de dejar por un segundos de buscar su maldita comida.

No, Sir Rudrick Jenkin no estaba listo para ser eso. Nunca iba a dejarse caer hasta ahí. Vivir cuánto y morir a manos de qué, si es que a esto se le podía llamar vida, eso no le importaba nada. Sería fiel a los suyos, quizá intentara llegar a un nivel de convivencia con ellos, los que aún estaban sin corromper. Nunca sería amistad o amor, ni siquiera consideración o aprecio, pero la sombra de lo que aquellas cosas significaban para él le bastaría para esforzarse en intentarlo. Tal vez existiera como un marginado, más allá del fin de unos o de otros,se retiraría intentando reconstruir una vida propia, noble a pesar de su caída en desgracia. Sin duda sería perseguido, quizá hasta por esas miserables criaturas de afuera, seguro que por sus viejos congéneres. Pero sabía una cosa: honor en la vida... y en la muerte. No dejaría que Sir Rudrick Jenkin muriera.

viernes, 28 de marzo de 2014

La gloria por un día.

Un día dijo en la agencia de empleo que quería protagonizar una comedia romántica, de esas ligeras e inofensivas que llenan de lagrimones ñoños los párpados y mejillas de criaturas extrasensibles y emoción fácil. Entonces le respondieron:

"Su currículum está en regla, y la actuación que envió adjunta nos gustó. Sólo tenemos un problema... nos resultaría más fácil hacer que la chica besara a Moquete que a usted".

Lo cual lo hizo pensar en la vida, en su aspecto, en sus opciones. ¿Por qué no una máscara? El Amante Enmascarado, eso cautivaría. Pero el único modo de que funcionara es que nunca se viera su cara, y secubriera el cuerpo con una capa ancha, y él no se perdonarí nunca dejar atrás su malogrado aspecto, lo que fue, es y será, ni siquiera en pos de extravagantes sueños. Debían verlo, de cuerpo entero.

Tan obsesionado estaba con realizar aquel acto, que tantos considerarían banal, tanto empeño puso, que tras haber barajado miles de opciones, se decidió por la que quizás fue la más extravagante. Unas semanas después, en algún cine de bajo costo, estrenaron la obra del excéntrico actor. "La Dama y el Necrófago", apenas duró unos días, lo bastante para que se hiciera a la idea de que aquello no funcionará como las grandes obras del género. No conmoverá, por bien hecho que esté. O mejor dicho, no conmovería a nadie que no estuviese absurdamente malformado, y  mirase la historia de uno de sus sueños cumplidos, viéndose trastabillar en pos de algo que todavía no sabe si llegará a encontrar fuera de una proyección con fecha corta de caducidad en una sala oscura en mal estado de conservación.

martes, 25 de marzo de 2014

Alguien aquí es mi enemigo

Cuando entré en la sala, me encontré con que todos habían  llegado antes. Estaban sentados, y ya sólo quedaba que ocupara mi puesto a la mesa. 

Uno de ellos era un traidor, lo supe desde el momento en que todos ellos acordaron reunirse conmigo aquí, y ahora. ¿O lo eran todos? Uno de ellos, como mínimo. Si me sintiera de mejor humor haría algún chiste con el vino que había en la mesa, pero no creo que me sienta animado hasta el momento en que al menos sepa el número de traidores, y quiénes eran. Decidí acabar con la farsa de uan vez, y hacer notar mis sospechas:

-"Uno de vosotros me ha traicionado".

Era el revuelo que esperaba. Ha ido bien, ya sé cuántos traidores hay aquí. Se ve en las reacciones del público de qué bando está cada cual. Y la verdad, cuando entré aquí pensé que la traición habría adoptado otro rostro.

lunes, 24 de marzo de 2014

Mahdi

"¿Conoces la historia del Mahdi de Sudán?", le dijo como si todo el mundo hubiera crecido con ella.

"¿Qué tiene que ver eso con mi problema?", realmente le resultaba muy irritante que siempre hablara así cuando quería su consejo. Una pregunta con una larga explicación, y al final una dura sentencia que poco tiene que ver con la pregunta.

"A finales del siglo XIX, un hombre, Muhammad Ahmad Ibn Abd-Allah, se proclamó como el Mahdi, el legendario caudillo musulmán que haría triunfar por siempre el Islam. Lideró una revuelta sobre los ingleses, que controlaban el Sudán, derrotando al general que gobernaba la región."

"¡Ve al grano de una vez!" estaba perdiendo la paciencia con tanta diatriba, quería que fuera al final, para no terminar la historieta.

"Los mahdi eran individuos extraordinarios. Se decía que las enfermedades que aflijen a los mortales no les afectaban. Muhammad se veía a sí mismo como el verdadero Mahdi, el Elegido. No tenía miedo a los leprosos, pasaba cerca de ellos sin ningún cuidado. Pero el Mahdi cometió un gran error: podía creerse perfecto, pero siempre sería un mortal como cualquier otro. Su poder se desprendió de él al mismo ritmo al que lo hizo su carne."

"Perfecto... ¿y a qué ha venido eso? Ilumíname, ¿de qué me sirve?"

Básicamente, creiste que podías evitar que esto te explotara en la cara y te la borrara en pedazos. Un mahdi."

"O sea, que esto no tiene remedio, ¿verdad?"

martes, 10 de septiembre de 2013

Lorzas pensantes

"Qué mundo, amigos, qué mundo", pensaba mientras veía mis disimulados michelines. Si alguien mirara, juzgaría que la decadencia tiene un aspecto parecido, pero no me veo inmundo, salvo esos días que mi cerebro se une a las puyas de esos bipolares que me dicen que estoy estupendo pero en la última sílaba cambian de parecer y me dicen obeso.

Medio frito en un cuarto, hombre solitario, no por ausencia de gente, si no porque nunca sabré cuándo puedo contar con ella. Aunque no consideraba que pormenores tales que mis penas y frustraciones fueran compartibles, menos aún, entendibles, por prácticamente nadie. Al fin y al cabo, nadie entendía mis palabras, palabras que para mí siempre fueron obvias, imposibles de entender de otro modo, o al menos no en el mismo idioma, por nadie. Pero se me ejecuta por ellas, una y otra vez, ver mi cabeza rodando por el suelo del baño, de mi habitación, de un pasillo, de una escalera, de la calle me parece lo más normal del mundo. Y cada vez que cae, me dejan sólo ante ella, tanteando a ciegas en su busca, para poder recuperar la visión, y lo que un servidor entiende por vida. Y aun así, aun con un cuello que casi necesita grapas y celo para mantenerse y una cabeza que cada vez tiene menos que ver con el mundo real, tengo que ser discreto, imperturbable, sensible, astuto, tener tacto de prestidigitador, tres cerebros en uno, y toda una serie de otras cosas pedidas de forma aleatoria a lo largo del día por seres que nunca aceptaron sus propias cargas, que delegaron en alguien mejor la tarea de llevarlas.

No era la primera vez que se me ocurría: una entropía eterna, que por esto mismo conllevaba una insana resistencia a la misma, en algún pequeño lugar de mi cabeza que insistía en hacer algo productivo con las marcas que a lo largo de mi cuerpo atestiguan la cantidad de veces que ellos, los extraños y los bienamados, dejaron rodar mi cabeza, sus "fue culpa tuya" resonando en algún lugar de mi cuerpo que ver no podía, las veces que ni se dignaron en devolverme su macabro trofeo. Carne y pensamientos lacerados, destinados aún a demostrar el verdadero significado del camino por el que marcho, de mi verdadero mundo.


jueves, 4 de julio de 2013

Rasgado el tapiz, sólo queda ver lo que esconde.

Aprovecho para volver a presentarme ante ustedes. Sí, ustedes, que han pasado por aquí, no siempre, pero una y otra vez, como si en un arrebato digno de Vladimir y Estragón supusieran que un día aparecería por aquí cual Godot que diera la felicidad y la respuesta a todas las cosas. Y como a mí nunca me ha gustado sentirme un dios (demasiadas responsabilidades, y eso de estar en todas partes te acaba dejando muy malos ratos), he decidido romper mi exilio y volver a mi tablón.

Lo que tienen ustedes ante sus ojos es toda una cadena de protocolos de ensayo y error, aplicados a lo largo de toda una persona, un  número casi imposible de cuantificar en eslabones, que bien podrían haber alterado toda mi naturaleza si en algún momento de mi montaje hubiera decidido apretar otro botón. No es algo que esté diciendo a la ligera esto de los botones. Simplemente hay que quitarse la idea de estar ante una videoconsola o un teclado cuando se dicen estas cosas, todas nuestras acciones y reacciones bien podrían aislarse y representarse como teclas que pulsar en un momento determinado, aunque sería un sistema tan absurdamente complejo que no creo que lo veamos nunca en un aparato tecnológico real. Pero por donde iba, mis pasos, al igual que los vuestros, nos han llevado a muchas cosas a día de hoy, como el hecho de que esté escribiendo esto y vosotros lo acabéis leyendo al cabo de unos días, o no, en caso de que os hayáis hartado de mi cara hasta el punto de que no queráis ni intentar imaginárosla y dejéis este blog para curaros en salud.

Tengo a bien comunicarles que lo más seguro es que, después de una peregrinación mental de aproximadamente un año de duración, destinada a tallar un lugar detrás del lienzo que todo aspirante a futuro debe romper, y a muchas otras cosas, que por longitud excesiva no vendría al caso poner en este preciso instante, estoy aquí otra vez, presto a volver a desparramar creaciones. ¿Genialidades o engendros? Eso no importa.