¿Crímenes? ¿Por qué crímenes?

¿No habéis reparado en lo poco que se espera que hagamos en el mundo actual? Es como si la gente aspirara a decírtelo todo en todas las situaciones, qué debes hacer, qué debes sentir, qué debes pensar... en definitiva, a destruir tus propias decisiones, emociones y pensamientos. Cualquier acto de protección de éstos, por inofensiva que sea, parece un crimen imperdonable, y así es como yo, tú, y otros seres curiosos y despiertos, nos volvemos delincuentes.

sábado, 9 de marzo de 2013

Microrrelato: vidas y piscinas

A Aranella le encantaba la piscina que había cerca de su casa.  Era enormemente profunda, cuanto más decidía hundirse, las paredes tenían un aspecto más descuidado y malogrado a medida que se hundía, y el fondo se veía negro, como si buceara en el mar en vez de en una piscina. Le encantaba ver la profundidad a la que era capaz de llegar, era un palcer acercarse cada vez más a aquella especie de vacío que gobernaba el fondo inflexible. Disfrutaba en medio de aquella oscuridad, forzándose a seguir hacia abajo, sumerjiéndose hasta que era prácticamente imposible de ver, pues esta actividad, como todo el mundo que había hecho suyo, era más interesante en la noche, con sus confusas luces eléctricas como única guarda ante la negrura. 

Durante años, su vida y sus zambullidas en la piscina siguieron el mismo patrón, siempre queriendo bajar unos metros más, y regodeándose en la experiencia de bajarlos, para volver a forzarse tiempo después a ver el fondo más de cerca.

Un día se sumergió en la piscina y llegó a mayor profundidad de la que había llegado nunca. No salió a flote.